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Imagen (el comercio)

EN EL NOMBRE DEL PLAGIO

Cuando en el nombre de Dios, se es permitido plagiar desde las alturas (y las bajuras) 

Publicado: 2015-08-29

En la película La ciudad y los perros, hay una escena donde los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado, van a rendir el examen de química; el profesor Fontana, quién era de talla menuda y débil de carácter, ingresa al aula y les dice a todos: "Al que copie del libro o mire al compañero, se le anulará el examen"... en medio de silbidos burlones y bullicio, los alumnos celebran de felicidad, porque el profesor es una tremenda lorna y un triste pacato. El cadete y matón del aula, apodado "El Jaguar", se levanta y les dice a sus compañeros en voz alta: ¡Silencio!, demuestren su cultura, no jodan al profesor, carajo...

(fUENTE EL COMERCIO)

Es así como, una "mistura" de honorables, reconocidos y hasta cuestionados personajes del periodismo, el empresariado, la política, la diplomacia, la banca, etc, firman un breve pronunciamiento de respaldo, disfrazado en solidaridad, hacia el cardenal Juan Luis Cipriani, donde resumiendo, nos dicen lo mismo, solo que el mensaje es otro: no jodan al monseñor, carajo...

El plagio es un delito en el Perú y el Código Penal, en su Capitulo I, Delitos contra los derechos de autor, Artículo Nº 219, señala que la pena privativa de la libertad, será no menor de dos ni mayor de ocho años, para quien se atribuya la autoría o titularidad ajena, y eso es lo que justamente hizo el primado de la Iglesia Católica en el Perú, no uno, sino varios plagios en las colaboraciones que hizo al diario El Comercio y en sus homilías. 

Son reprochables los insultos y las ofensas anónimas al Cardenal, como también a cualquier hijo de vecino, pero el hecho de vestir la más alta indumentaria eclesiástica y llevar la vida consagrada, no le da patente de corso a monseñor Cipriani, para ser excluido de las leyes peruanas, ni de las las críticas y la opinión pública, al grado que quienes incluso firman el respaldo, son reconocidos abogados que ejercen también la docencia universitaria. ¿Donde quedó la ética y los valores morales?; respaldar y pasar por agua tibia los textos plagiados del cardenal, no les dará a los firmantes un boleto al Reino de los Cielos, ni mucho menos la vida eterna, por el contrario; es un pésimo ejemplo que nos debe alertar y que nos demuestra que la pendejada puede asolaparse, cuando se tiene influyentes amigos con poder, cuando no se quiere ver más allá, cuando nos quieren tomar por becerros y nos vienen con el cuento: monseñor Cipriani no cometió delito, monseñor Cipriani, ha pecado y aquel que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra.

Por eso, no puede predicar un apostolado, quien no da el ejemplo, quien lejos de reconocer con arrepentimiento sincero y que copió textos que no eran suyos para firmarlos como propios, por el contrario, pretenda tomar el asunto de manera pueril, diciendo que fue un error y yéndose por las ramas, como ese argumento de no tenía espacio para citar a las fuentes o que los textos de los papas y de la Iglesia Católica son patrimonios de nuestra fe.

La actitud del arzobispo Juan Luis Cipriani, ha sido sin duda, un duro golpe para él, un golpe que no fue propiciado por agentes externos, tampoco por la agenda caviar o una innoble campaña, como lo quieren pintar, sino que ha sido autoinflingido por sus reprobables actos, los mismos que los firmantes se niegan en reconocer.

Entonces, si lo respaldan alegremente, bajo ese argumento, Alfredo Bryce Echenique también fue (y sigue siendo) víctima de una innoble campaña y el autor de Un mundo para Julius, debería sentirse moralmente desagraviado por tan notables firmantes, por sus más de 40 años de vida intelectual dedicada a la literatura y la cultura en el país. ¿Cual sería la diferencia? bueno, los textos plagiados por el laureado escritor, no son patrimonios de fe.

Vivimos en un país donde las noticias se centran en todo lo malo y nos quejamos de que casi nunca se reciben noticias buenas, por eso, el pronunciamiento de solidaridad con el señor Cardenal, confirma que vivimos en una sociedad de sinvergüenzas e hipócritas, para quedar bien con el Arzobispo y a espaldas de los mandamientos que el mismo predica. Ahora conocemos la conciencia de todos los adherentes, cuyo mensaje es, puedo no ser ético, pero voy a misa, me golpeo el pecho y soy amigo del Monseñor.

Los firmantes, muy hábiles ellos, le han cambiado los sinónimos a la palabra "solidaridad",  para no decir: que encubrimos, tapamos o apañamos al Cardenal, el mismo que una vez dijo "yo no participo en huevadas..., "si alguno dice que Dios no existe, tengo que decirle que es un animal"..., "te metes a un sitio con una negra o una chola y sales en Magaly"..Ese es lenguaje de monseñor Juan Luis Cipriani Thorne, cuando no predica el evangelio ni habla desde el púlpito de la Catedral.

Vemos así, que en el nombre de Dios todo vale, hasta el plagio, no sirven las leyes ni hay sanciones morales. Allí quedarán perennizados los nombres de quienes le dieron su respaldo al Cardenal y entre ellos, está la rubrica de Dionisio Romero Seminario, quién junto a los firmantes, en solidaridad le dice: "Siempre Contigo".

* Mistura: Nombre de una feria gastronómica en el Perú (Mencionado en sentido figurado).


Escrito por

Pablo Villena Hananel

Cuento historias, por eso soy Contador Público.


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