Dice el dicho: “Si no puedes con el enemigo, únete a él”… porque si no tienes las armas, los recursos ni la inteligencia para enfrentarlo, lo mejor resulta tranzar con el adversario. Y eso es lo que pasó con el conservador PPC, un partido de centro derecha con casi cincuenta años de existencia, pero que en las últimas décadas se ha acostumbrado a recurrir de las alianzas y acomodos políticos, porque sus dirigentes no han logrado que su partido tenga un lugar predominante en la escena política del país. Ellos prefieren calentar un asiento alrededor de una mesa, preocupándose cada cinco años con quién se arriman, para finalmente decidir entre cafecitos y bizcoletas, un nombre que suene bonito para su alianza electoral, que les permita seguir respirando en su mundo de ficción.  

En el PPC no se han preocupado (o no les interesa) tener un acercamiento doctrinario con sus militantes para que difundan su idea y así convertirlos en líderes regionales que les permita edificar los cimientos de un partido político de verdad y con arraigo nacional, sino que por el contrario, el PPC se ha acostumbrado a ser sólo un movimiento localista, conducido como un hobbie de fin de semana, pero que funge de partido político nacional, sostenido en un membrete con cincuenta años de existencia. Decir ahora que fueron ellos quienes impulsaron la economía social de mercado y la Constitución del 79, es aferrarse al pasado, basta con ver al pepecista Beingolea que nos recuerda todos los años, un aniversario más del Perú 3 Escocia 1, como si fuera un dejavu recurrente que se resiste a olvidar. En otras palabras, el PPC es un partido que vive rememorando, no ha evolucionado.

El domingo 13 de diciembre el APRA y el PPC han logrado que la conveniencia política prime antes que a sus intereses ideológicos. Por eso, solo es verborrea oír de ellos que la alianza se da por “convergencias que vienen de hace años” o “que se mira en función de los intereses del país", aquí no hay nada de eso, la alianza APRA-PPC o PPC-APRA se sostiene exclusivamente en cálculos políticos y cuotas de poder, más no principios doctrinarios, porque hoy ambos partidos se necesitan: uno para esconder incompetencias y el otro para lavarse la cara. El APRA no permitirá que le impongan demasiadas condiciones y el PPC tampoco está en capacidad de exigir nada, pues solo quiere asegurar la valla electoral y colocar algunos congresistas, el resto solo es verso, un discurso para la platea.

En el PPC parecen haber olvidado las denuncias en el primer gobierno de Alan García por las millonarias coimas por el caso BCCI, la defraudación por los dólares MUC, las coimas en la construcción del tren eléctrico y por la reventa de los aviones Mirage 2000, denuncias que prescribieron y que no fueron “errores de juventud” , olvidaron también que en el segundo gobierno recaen acusaciones por corrupción de altos funcionarios involucrados en narcoindultos, petroaudios, Banco de Materiales, el Sistema Integral de Salud entre otros hechos, que su nuevo aliado y vecino de Alfonso Ugarte, avala con su participación.

Hoy la cúpula de ambos partidos se echan flores mutuamente, para los compañeros, Lourdes Flores sería una vicepresidenta de lujo, para el PPC la alianza con el APRA representa experiencia en gestión, frente a organizaciones improvisadas, como dice Raúl Castro en alusión a PPK, su ex aliado en el año 2010, pero si de improvisar se trata, olvida que la candidatura de “El Zorro” Jaime Zea en las elecciones municipales del 2014, solo fue por cumplir, el resultado fue un deshonroso tres por ciento de la votación y son los responsables de ese desastre ¿Quienes se atreven a dar lecciones de planificación y de estrategia política?

Por eso ambos partidos se necesitan, uno perseguido por el fantasma de la corrupción y el otro por su incompetencia y desaciertos políticos. Atrás quedó ese amor-odio y hoy, desde la Casa del pueblo, hacen un llamado a la candidata de los ricos para “unir esfuerzos en conjunto”, tremendo cuento chino, el Partido Popular Cristiano como su nombre lo dice, centra también su doctrina en la religión, por tanto esta se sostiene sobre las bases de la conciencia, la ética y la moral, pero si ellos decidieron sumarse a un partido que ha gobernando dos veces y en el que varios de sus miembros están involucrados en graves casos de corrupción e incluso crímenes de lesa humanidad, entonces, ellos niegan su propia existencia como partido con valores cristianos y defensores de la vida.

Finalmente, a inicios de la presente década, Mauricio Mulder declaró en un programa de radio: "El PPC no nos aporta absolutamente nada, es un partido derrotado que tiene una marca ideológica de ser demasiado reaccionario y derechista"… pero ahora modifica su discurso, diciendo en una entrevista:¸ "En política no necesariamente se busca sumar arimeticamente, sino mostrar posturas de diálogo y comprensión entre fuerzas políticas y porque tienen puntos de coincidencia"… sin bien Mulder cambió de discurso, bajo su concepto aritmético el aporte del PPC sigue siendo cero. Por eso en política nunca escupas al cielo y como citó Giuseppe Tomasi en su obra El Gatopardo, "Hay que cambiarlo todo para que nada cambie".